viernes, 19 de julio de 2019


PALABRAS ENTREGA DE SÍMBOLOS 2018

Antes de todo, una efeméride:

En tiempos de adversidad el corazón debe ser la llama.

El 7 de noviembre de 1913, nació en el seno de una familia analfabeta un niño cualquiera. En la I guerra mundial a los 11 meses de vida, esta inocente criatura perdió a su padre granjero. Su madre, quien tenía problemas de habla; debió trabajar arduas jornadas como criada domestica para alimentar a sus dos niños.

Vivió en un vecindario tan marginal, que la escuela no tenía ni revistas ni libros con los cuales estudiar. De joven, este niño desarrolló habilidades para el deporte; en especial se interesó por el futbol, el boxeo y la natación. Lamentablemente, a sus escasos 17 años una terrible tuberculosis le trunco el anhelo de ser deportista, para siempre.

En medio de la enfermedad un profesor lo alentó a estudiar filosofía y lo pudo hacer gracias a una beca para víctimas de la guerra. Cuando se graduó de la universidad quiso ser profesor, pero fue rechazado dado su delicado estado de salud. Se presentó entonces como voluntario al ejercitó a la edad de 26 años, también lo rechazaron. Debió ganarse la vida escribiendo reportajes. A sus 36 años tuvo una fuerte recaída de tuberculosis. Quien pensaría que este hombre huérfano a los 11 meses, hijo de padres analfabetas, obtendría en el año de 1957 a sus 44 años el premio nobel de literatura. Murió tres años después de recibir el premio a sus 47 años.

Si alguien quiere soñar en grande, nadie debería limitar los sueños.

A este bebe pobre, huérfano y enfermo le aprendí esta enseñanza.
“En lo más crudo del invierno, descubrí al fin que había en mi un invencible verano” Albert Camus.


¡Cómo no quererlos, como no extrañarlos¡

Si mientras yo les di teorías, ustedes me dieron sonrisas
Si mientras yo les di sermones, ustedes me ofrecieron respeto
Si mientras yo les di argumentos, ustedes me donaron vitalidad y tiempo

¡Cómo no quererlos, como no extrañarlos¡

Si a un hombre lo definen sus creencias, sus actos, y sus experiencias,
Cada uno de ustedes me ha definido un poco, me ha pulido,
Me han puesto retos, me ha enriquecido

Yo quise cultivar en ustedes, el bien, la belleza y  la verdad,
Al verlos ahora, transcurridos dos años de grato compartir
Siento que ustedes cultivaron en mí todo un ideal
Me han hecho sentir desde sus anhelos y  energía, el valor de la libertad

¡Cómo no quererlos, como no extrañarlos¡

Estoy orgulloso de ustedes y feliz también,
Tengo la convicción de que cada uno caminara con firmeza el sendero de sus fines
Tengo la certeza de que cada uno desde su ser, esculpirá un mundo mejor…
Deseo que cuando alcances sus metas, tengan presente las enseñanzas de Confucio

“La mente fría, el corazón ardiente, la mano extendida”.

Deben ser fuertes y prudentes en la adversidad, deben ser sensibles frente al dolor ajeno y deben buscar ayudar desde la prosperidad a quien se halle en la desgracia.

Ojala la principal meta que se tracen sea amar… lo otro esta demás

¡Cómo no quererlos, como no extrañarlos¡

A los improvisadores, a los más osados, a los cautelosos, a los estudiosos, a los deportistas, a los artistas y también a los bromistas,
A los testaduras, a los de juicio agudo, a los realistas, a los pesimistas, a los optimistas, a los de buen genio también a los malgeniados, a los dormilones y a los enfocados
A los alborotados y a los callados…
 A todos ustedes que dejan hoy huella, en mi corazón los quiero mucho y les deseo lo mejor.

Con gratitud John F Zuluaga Duque.




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