jueves, 5 de octubre de 2017

Educación un asunto de todos (2017)
Dr, John Fredy Zuluaga Duque.

En 1903 ocurrió un evento  extraordinario; dos constructores de bicicletas llevaron sus sueños hasta el cielo.

¿Quiénes eran? ¿Qué hicieron?

Los soñadores fueron los hermanos Wright y lograron una proeza para los ojos de muchos imposible; le dieron al ser humano el poder de volar. Su primer avión rompió para siempre los límites entre lo imaginable y lo realizable.

Ha pasado más de 100 años después de aquella gran hazaña y sin saberlo nuestros niños, jóvenes y adolescentes, podrían volver a marcar historia, si tan solo pudieron poner a volar sus esperanzas.

Pero, poner a volar las aspiraciones de nuestros niños y jóvenes implica mucho más que motivarlos y enseñarles conocimientos. Necesita fomentar al unísono dos alas y lograr un perfecto balanceo entre ellas. ¿Cuáles son esas alas que harían posible que nuestros niños y jóvenes vuelen? La primera ala es la familia, la segunda es la institución educativa.

Decía Comte: “La familia es el núcleo de la sociedad”. En la familia se gesta la mayor fuerza el amor, la mayor dignidad la persona, la mejor estrategia los valores. Y en las instituciones se gesta la mejor oportunidad, el compartir con otros, el mejor aprendizaje convivir en sociedad y el mejor anhelo desarrollar el potencial humano.

Ambas; la familia y la institución educativa representan dos alas que deben balancearse en armonía para posibilitar que el educando levante su espíritu. Si un ala falla, el potencial de nuestro educandos no podría volar. Una ave no asciende sin una ala está rota, aunque la otra funcione de maravilla.

En la unión, en la paz, en el compromiso mutuo entre familia e institución se siembra el potencial de los educandos y se cosecha los triunfos. Tal como lo enseño Esopo en su fabula los hermanos y el haz de leña “La unión hace la fuerza”.

Por ende la exhortación más legítima que podemos hacer hoy a la escuela y al hogar es la de concertar y trabajar unidos por el despliegue de los talentos de nuestros niños y jóvenes.

Ambas alas familia e instituciones son independientes,  pero no pueden trabajar solas. Si un ala falla la otra no puede llenar el vacío. Si no se unen las dos alas el potencial de nuestros niños y jóvenes no puede levantarse del suelo.

Hoy la sociedad, la institución y la familia enfrenta muchos retos con relación a la educación y todos nosotros hemos de estar a la altura de la exigencia.

Educar con el ejemplo, es una de ellas.

Queremos paz, eduquemos pues para la reconciliación.
Queremos excelencia, sembremos la exigencia desde el hogar.
Queremos buenas personas, formemos desde la ética y el humanismo.

La otra exigencia es:

Si bien las instituciones, las familias y jóvenes cambian nuestra unión, amor y fuerza para luchar por el bienestar y la potencialización de nuestros niños y jóvenes debe permanecer intacta.

Queremos cosechar logros, cultivemos unidos.

Queremos prosperidad, cumplamos cada uno nuestras las obligaciones que nos competen.

Queremos un mundo feliz y sostenible, no sembremos discordia y no pongamos en riesgo las generaciones futuras.

Y finalmente,
La última exigencia es:
Asumamos con responsabilidad nuestra misión.
Si somos familia dediquemos tiempo, amor y formación a nuestros hijos,
Si somos institución no escatimemos esfuerzo en educar desde la verdad y el bien.

“Tú eres el profundo deseo que te impulsa.
Tal como es tu deseo es tu voluntad.
Tal como son tus deseos son tus actos.
Tal como son tus actos es tu destino”.
Brihadaranyaka Upanishad (Texto sagrado hindú, escrito en sánscrito).

Que nuestro destino sea pues elevar el espíritu de nuestros hijos y estudiantes de modo que puedan volar según sus sueños. Tal como el deseo que nos impulsa ha de ser servirles con todo el alma.
Muchas gracias por confiar en nosotros.



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