viernes, 26 de julio de 2013

Bacón Francisco inducción por exclusión

John Fredy Zuluaga Duque
Lic en filosofía (USTA)
Mg en filosofía (U. de Caldas).
Doctorado en filosofía (U. de Antioquia). Tesista.


FRANCISCO BACÓN
Análisis propedéutico sobre el método

El método no es sino la instancia fundamental de la ciencia moderna”
Eduardo Bello

La filosofía moderna centra su reflexión en la teoría general del conocimiento, suscitando problemas gnoseológicos sobre el origen, la esencia, la posibilidad y los límites del mismo. Concomitantemente a esto, surge la preocupación por solucionar interrogantes de esencia metodológica. De facto, conocer lo real implica diseñar procedimientos y reglas que permitan adecuadamente observar, describir, explicar, predecir e, incluso, transformar el objeto o el fenómeno; esto es plausible si se crea un método confiable capaz de acercar el “ente” investigado al sujeto cognoscente. Francisco Bacón y Renato Descartes encauzan sus esfuerzos hacia la fundamentación de un método seguro que permita descubrir la naturaleza, desarrollar la ciencia y conducir el espíritu hacia la verdad; el primero cimentó el método inductivo y el segundo estructuró el método deductivo. Efectivamente Bacon identifica en la inducción la vía adecuada para conducir “la filosofía experimental” y las “artes mecánicas” hacia el progreso, siendo este el resultado de descubrir la naturaleza y controlarla en función del bienestar humano. Descartes reconoce en la deducción el camino acorde con su proyecto arquitectónico del saber, este método por su esencia matemática corresponde con sus intereses y su concepción como racionalista. El método para Bacon es indispensable para “interpretar la naturaleza”.

Siendo un optimista epistemológico, piensa él que el conocimiento del mundo es posible, por lo cual la realidad puede ser percibida por el sujeto apelando este a la observación, los hechos  y la experiencia, las cuales en suma representan las fuentes últimas donde se valida el conocimiento. Los sentidos nos permiten percibir las “veracitas naturae” (veracidad de la naturaleza), ya que esta es un libro abierto, no obstante necesita ser regulado y conducido por el método. Este permite “leer el libro de la naturaleza tal como esta es”. La importancia que Bacon atribuye  al método es estructural y, para resaltar ello, se ha construido este ensayo. Aquí deseamos responder al cuestionamiento:
¿Qué papel desempeña en la filosofía de Bacon el método y en qué consiste este?
Para tal efecto nuestro discurrir se dividirá en las siguientes partes: Críticas a las formas de conocer la naturaleza, lastres para el desarrollo de las ciencias, construcción de la ciencia, consideraciones generales sobre el método, el nuevo instrumento: el método inductivo, inducción por exclusión y sinopsis.

Críticas a las formas de conocer la naturaleza
La anticipación de la naturaleza lleva al espíritu a la doxa o presunción, y la interpretación de la naturaleza lo traslada a la episteme. La primera es una falsa vía y la segunda es la verdadera, el método cumple una doble funcion: afirmar esta (episteme) y negar aquella (doxa).
Anticiparse a la naturaleza implica establecerse en los prejuicios o prenociones, en las supersticiones, en la ignorancia (negligencia de la inteligencia) para explicar el mundo; también representa la formulación de conjeturas, especulaciones, hipótesis, teorías falsas, meditaciones sin fundamento empírico  y abstracciones precipitadas para acceder a lo real. Se anticipa a la naturaleza quien haciendo uso de los métodos como el dialéctico-argumentativo, el deductivo- silogístico, o el escolástico, cree erróneamente haber descubierto la realidad de los objetos investigados.
El método comete la función de conducir el espíritu por un sendero equilibrado que no es ni dogmático, es decir,  “el que  confía arrogantemente en que todo se puede saber”; ni es acataléptico o, lo que es igual, “el que piensa que todo se debe dudar”; contrario a ello, el método debe guiar el espíritu hacia la eucatalepcia, entendido como el término medio que reconoce la posibilidad del conocimiento sin desconocer sus alcances ni límites.

Interpretar la naturaleza involucra fundamentar el conocimiento en la experiencia, renunciando completamente a las nociones confusas y falsas; implica negar las seudo-filosofías, sean: sofística-racionalista (crítica a los métodos deductivos utilizados por Aristóteles y los escolásticos), empíricas (explicaciones vulgares y reducidas. Crítica a la filosofía que descansa sobre una “base excesivamente estrecha de experiencia y de hechos en general y sus conclusiones se derivan de datos legítimamente demasiado restringidos”), y la supersticiosa (crítica a la filosofía corrompida de teología que recurre a causas finales o primeras para explicar las cosas. Verbigracia Platón y Pitágoras).
Para practicar el método de la interpretación de la naturaleza se debe limpiar la mente de las doctrinas falsas y de los ídolos de la tribu, de la caverna, del foro y del teatro. Los primeros “se fundan en la naturaleza misma del hombre”; los segundos se fundan en la naturaleza individual de cada uno”; los terceros “provienen de la reunión de los hombres” (lenguaje) y los últimos son los “introducidos en el espíritu por los diversos sistemas de los filósofos y de los malos métodos de demostración”. Francisco Bacon, Nuevo organon, libro I, aforismos XLI, XLIII, XLIX, XLV.

Es pues necesario para interpretar la naturaleza limpiar el espíritu de estos ídolos, rechazando así toda acción impostora para recibir la naturaleza con fidelidad en la mente.

Lastres para el desarrollo de las ciencias
Los ídolos cercenan el progreso de la filosofía natural, el periodo histórico griego que desdeñaba el trabajo manual y el conocimiento concreto también la truncan. La época romana  que centraba sus preocupaciones en la filosofía moral y política, el periodo escolástico que desplazaba la filosofía natural por situar en la cúspide a la teología, son otras causas del retroceso científico, esto sumado a la ausencia de una cultura científica, a la fragilidad del entendimiento, a la ausencia de objetos claros de investigación, truncan a sí mismo el progreso de la ciencia. Para Bacon el fin de la ciencia no ha sido bien programado, los métodos utilizados han sido inefectivos, consecuencia de esto han atrasando el conocimiento; “el objeto y el fin último de las ciencias han sido, pues, mal establecidos por los hombres; pero aun cuando los hubiera fijado bien, el método era erróneo e impracticable” (Francisco Bacón, nuevo organon, libro I aforismos LXXXII).

El método verdadero debe anteponer a la  tradición, la observación y  la argumentación, debe reemplazarla por la experimentación, la lógica deductiva, se le debe oponer el nuevo instrumento: la inducción, la dialéctica debe sustituirse por el descubrimiento de las cosas y el método escolástico  debe reemplazarse por la autoridad de los sentidos que perciben la naturaleza, ello permitirá un avance sustancial de la ciencia. El método, como se observa con claridad, juega un rol importante en el desarrollo científico.

Construcción de la ciencia
El método verdadero niega cómo se ha dicho todo tipo de anticipación de la naturaleza, solo positiviza la interpretación de ella como única vía, para ello es menester restaurar la experiencia como criterio de verdad, observar sistemáticamente los hechos, ordenándolos y utilizar el experimento.
Cabe decir con Bacón “la mejor demostración es, sin comparación, la experiencia, siempre que se atenga estrictamente a las observaciones. La ciencia pasa así de ser hipotético- deductiva a ser experimental.

Consideraciones generales sobre el método
“El verdadero método conduce al espíritu por un camino seguro a través de los bosques de la experiencia, a los campos dilatadas e iluminados de los principios” Bacon.

El método inductivo propuesto por Bacon consiste en “establecer distintos grados de certidumbre, en socorrer los sentidos limitándolos, en proscribir la más de las veces el trabajo del pensamiento que sigue a la experiencia sensible, en fin, en abrir y garantizar al espíritu un camino nuevo y cierto que tenga su punto de partida en la experiencia misma”. El método debe establecer la alianza íntima entre las facultades experimentales y racionales; el filósofo que sea capaz de practicar el método, no debe ser como los empíricos o dogmáticos que se asemejan a hormigas que “solo saben recoger y gastar  la experiencia”, ni tampoco debe comportarse como los racionalistas equiparables a las arañas “que forman telas que sacan de sí mismos” sin recurrir  a lo exterior, sino que debe ser como las abejas que, situándose en el justo medio entre ambas, “recogen sus materiales en las flores de los jardines y de los campos” (experiencia), pero los transforman  y los destilan por una virtud que le es propia (inteligencia).
Bacon sobrevalora el método, no solo porque afirma que gracias a este es posible igualar las inteligencias (“es tal nuestro método de descubrimientos científicos, que no deja gran cosa a la penetración y al valor de las inteligencias, antes bien, las hace a todas aproximadamente iguales”), sino además porque tiene fe ciega en él, llegando incluso a afirmar que con su buen uso se puede representar la realidad en la mente, luego de hacerle al mundo, a través de este instrumento “ una disección y una anatomía muy exactas”.
Por lo que respecta al alcance del método, este puede ser aplicado a todo tipo de ciencia, por supuesto que las más acordes con su uso, son las artes mecánicas, las cuales co-ayudan a fundamentar la filosofía experimental, lo que no excluye a la utilización de este método todo tipo disciplina científica. En palabras de  Bacón, “véase ahora más bien una duda que una objeción, se nos preguntará si solo hablamos de la filosofía natural o si queremos también aplicar nuestro método a otras ciencias lógicas, morales, políticas; es cierto que tenemos nuestra mira en todas esas ciencias, a la vez y lo mismo que la lógica vulgar, en la que reina el silogismo, no se dirige tan solo a las ciencias naturales, sino a todas sin excepción; nuestro método, que procede por inducción, tiene también un alcance universal” (Francisco Bacón, nuevo organon, libro I aforismos LXXXI).


El nuevo instrumento: el método inductivo

“El mecánico, el médico, el matemático, el alquimista, el mago” han tenido un mediano éxito en su empresa y ello es el resultado de la utilización de métodos inefectivos, por ello se hace necesario buscar nuevos medios. Los descubrimiesntos no pueden devenir ni del azar ni de la casualidad ni de la adivinación, debe ser una conquista de la inteligencia que obedeciendo a la naturaleza logra interpretarla y controlarla en pro del bienestar humano.
Entre los métodos antiguos, la lógica  perpetuaba  los errores, esta se basa en un conjunto de proposiciones compuesta de términos, que tienen validez en nociones, pero que no recurren a lo real y por ello carecen de validez. La lógica silogística no permite descubrir verdades sino continuar con las que ya se dan establecidas por ciertas.
El método dialéctico somete el mundo solo al “pensamiento y  las palabras de los hombres”; como arte de la discusión por medio del diálogo y la argumentación, se intentan demostrar verdades apodícticas y dotarlas de universalidad, tales demostraciones recurren poco o nada a la fuente verdadera de conocimiento: la experiencia. Dice Bacon: “La inteligencia, abandonada a sí misma, sigue la primera de dichas vías, que es también el camino trazado por la dialéctica, el espíritu, en efecto, arde de deseo por llegar a los primeros principios para descansar, apenas ha gustado la experiencia cuando la desdeña, pero la dialéctica a desenvuelto singularmente todas esas malas tendencias para dar más brillo a la argumentación,”. Este método, obviamente reclama Bacón, debe ser rechazado.
El método escolástico constituido por tres elementos, la lectura de textos (lectio), la problematización y crítica (questio), el diálogo y la confrontación (disputatio), busca probar la validez de las cosas en la autoridad de los filósofos o de la Biblia y no en la naturaleza misma, el craso error de este método no debe perdonarse, la especulación debe ser reemplazada, insiste Bacon, por la demostración de las proposiciones en la experiencia.
Existen dos métodos inductivos uno de los cuales es falso, sea el que “partiendo de la experiencia se remota en seguida a los principios más generales (axiomas supremos) y en virtud de esos principios que adquiere una verdad incuestionable, juzga y establece las leyes segundarias” (axiomas medios). Este método  no es correcto porque hace abstracciones precipitadas porque analiza un trozo de la realidad y hace saltos abruptos a la generalización. La vía verdadera es aquella que “de la experiencia y de los hechos induce las leyes, elevándose progresivamente y sin sacudidas hasta los principios más generales que alcanzan en último termino”. En la falsa inducción, la información que suministran los sentidos que son “viciosas e insuficientes” no se depuran, las nociones son mal definidas, los principios deducidos de las muestras particulares, se hacen por simple enumeración sin hacer “exclusiones o las soluciones últimas de la naturaleza”.
Los antiguos practicaban un método de investigación e invención inductiva falsa; primero meditaban sobre un gran número de hechos; segundo hacían tablas para clasificar y ordenar los datos; tercero deducían las proposiciones; cuarto probaban sus hipótesis recurriendo a ejemplos. El error de este método consistía en “remontarse de ciertos ejemplos y de algunos hechos (a las cuales se agregaban las nociones comunes y probablemente admitidas y más en favor) a las conclusiones más generales y a los principios fundamentales de las ciencias, y en deducir de esos principios, elevados a la categoría de axiomas incontestables, las verdades segundarias y las inferiores, por una serie de deducciones”. Si un contraejemplo contradice el principio o los dogmas, los antiguos reducían con habilidad retórica a la ley general mediante distinciones o interpretaciones, avalándolas en argucias argumentativas denominadas excepciones a la ley.
El método de inducción por exclusión es el verdadero, rechaza según lo dicho la inducción vulgar por simple enumeración, la deducción silogística, la dialéctica y el método escolástico.

Inducción por exclusión
Partiendo de la experiencia, el sujeto emprende hacia la interpretación de la naturaleza, empieza a recolectar un “ejército de hechos”, los ordena y clasifica en tablas especiales de descubrimiento. Luego de poseer suficientes hechos “metódicamente encadenados o agrupados”, se principia a ascender “por grado sucesivos de los hechos a las leyes menos elevadas, después a las leyes medianas, elevándose más y más hasta que alcance al fin las más generales de todas”. Cabe resaltar que las leyes menos elevadas no son muy distintas de las experiencias, las leyes intermedias deben estar soportadas en ellas y deben ser fundamentos de las leyes más generales. La inducción que es útil para el descubrimiento y la demostración en las disciplinas científicas y las artes mecánicas, “debe separar la naturaleza por exclusiones legítimas y, después de haber rechazado los hechos que convengan, deducir la conclusión en virtud de los que admita”.

El intérprete de la naturaleza debe construir tablas de ser y presencia, para indicar los hechos en que aparece la propiedad investigada, también debe construir tablas de desaparición o de ausencia en los análogos, en ella debe enumerar los hechos en los cuales la propiedad no se encuentra o se desvía, ello es necesario para controlar los hechos y garantizar las correctas inferencias.

Sinopsis
Bacon se propone con el nuevo organon reformar las ciencias partiendo de una teoría del conocimiento basada en la experiencia, los hechos y la observación. Propone el método inductivo (por exclusión) como vía correcta para interpretar la naturaleza, para esto ataca la tradición, los ídolos, los prejuicios y los métodos antiguos y escolásticos, que solo conducen a la anticipación de la naturaleza.

El método debe conducir al desarrollo de las ciencias usado para descubrir la naturaleza, el descubrimiento de las cosas permite su control. Por ende, la naturaleza descubierta es susceptible de ser controlada y orientada al servicio del hombre para la satisfacción de sus necesidades y carencias.
El fin del método es conducir el espíritu hacia el saber y el fin del saber es imperar sobre las cosas.

“Aquellos que se esfuerzan por fundar y extender el imperio del género humano sobre la naturaleza, tienen una ambición (si es que este nombre puede aplicársele) incomparablemente más sabia… pero el imperio del hombre sobre las cosas tiene su único fundamento en las artes y en las ciencias, pues solo se ejerce imperio de la naturaleza obedeciéndole” Bacon.



BIBLIOGRAFIA

Kart R, Popper. Conjeturas y refutaciones. Paidos .España.1972.

Ferrater, Mora. Diccionario de Filosofía. Alianza. España. 1994.


Bacón, Francisco. Novun Organum. Porrúa. México.

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